Irrelevant Arabs: Cómo Raqqa se convirtió en capital del ISIS en Siria (Parte I)

Autor: Podcast The Irrelevant Arabs         |          Traducción: Ricardo Dubcek

Ésta es la traducción al castellano de la transcripción hecha por Ed Sutton de “Cómo El Raqqa se convirtió en la capital de ISIS en Siria”, capítulo 3 del podcast Irrelevant Arabs, presentado por Loubna Mrie y Mustafa. La edición en inglés de esta transcripción se publicó originalmente en aNtiDoTe Zine el 1/11/2017. Publicamos la traducción en Flores en Daraya dividida en dos partes. Ésta es la primera parte; aquí podéis leer la segunda parte.

Esta intervención nunca tuvo que ver con los derechos humanos, ni siquiera con intentar imponer cierto orden político “mejorado” en Siria. Si tuviera que ver con derechos humanos los EEUU hubieran intervenido tras la masacre química, por ejemplo, en 2013, o tras cualquiera de las otras masacres que habían sucedido y estaban sucediendo debido a las fuerzas aéreas del régimen. Rehusaron hacerlo.

Mustafa: Hoy tenemos con nosotros en nuestro estudio a Murtaza Hussain y Anand Gopal. Junto con Loubna y conmigo, hablaremos sobre los acontecimientos recientes y la historia de lo que ha estado sucediendo en la campaña de Raqqa y en Siria en general.

Loubna Mrie: Decidimos hacer este episodio para hablar más de lo que ha estado pasando, porque no está recibiendo demasiada atención. Quizás Anand y Murtaza nos pueden explicar el porqué.

Anand Gopal: Como información preliminar: Raqqa era la capital del “califato” del ISIS y la campaña para derrocar a ISIS –dirigida por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), respaldadas por la coalición estadounidense– comenzó hace unos meses. Sólo unas pocas partes de la ciudad siguen bajo el control del ISIS; la mayor parte ha sido reconquistada por las SDF y algunas partes por el régimen sirio.

La campaña es realmente espantosa en todos los sentidos de la palabra. Barrios enteros han sido arrasados. Si ves fotos de Raqqa, si hablas con la gente de allí, la describen en términos apocalípticos. Nadie sabe cuántos civiles han muerto, pero pensamos que han sido miles. Una amplia proporción de la población se ha visto desplazada; muchos viven en escuálidos campos de desplazados internos. Algunos han intentado huir a Turquía u otros lugares.

Si visteis imágenes de la destrucción de Alepo, cuando el régimen destruyó al menos la mitad de la ciudad, lo que está sucediendo ahora mismo en Raqqa es casi idéntico, sólo que ahora lo está haciendo la coalición estadounidense. Es estremecedor que se esté produciendo una destrucción a este nivel y es sorprendente que nadie lo esté cubriendo de verdad, de la forma que se cubrió Alepo. Y con la destrucción de Alepo, la mayor parte de los periodistas no podían acceder a la zona a menos que estuvieran con el régimen y a pesar de eso vimos una cantidad tremenda de atención sobre lo que estaba pasando, vimos gente entrevistando a la población local por Skype, vimos gente entrevistando a los refugiados. A Raqqa sí que puedes acceder si eres periodista. La frontera ha estado abierta desde el lado iraquí durante los últimos meses.

Algunos periodistas han ido, pero no vemos ni una fracción del interés o la atención y creo que se debe en buena parte a que los principales perpetradores de la violencia en Raqqa son el gobierno de EEUU y sus aliados. Los medios de comunicación aquí no han hecho su trabajo cubriendo eso.

M: Volvamos al periodo anterior a que Raqqa se convirtiera en la capital del ISIS, antes de que nada fuera controlado por el ISIS. Para empezar, el ISIS era simplemente una brigada militar que trabajaba entre bastidores capturando graneros sirios, como hizo en Manbij, e intentando construir su movimiento de base para tomar el poder. Estaban en las mezquitas y estaban contándole a la gente lo caótico que era el Ejército Libre Sirio (ELS) –que tal vez lo fuera en aquel momento.

Mi pregunta es por qué no lo detectó nadie en aquel periodo inicial, cuando todo el mundo en Siria estaba diciendo que el principal problema al que se enfrentaba el ELS en ese momento era, no sólo el régimen, sino también el ISIS, y éste estaba creciendo. De repente ahora  EEUU está empeñado en destruir al ISIS y ha olvidado que el régimen es el responsable de 500.000 personas –y más– que han sido asesinadas.

LM: Y el Ejército Libre Sirio pudo combatir al ISIS allá en 2013, ¿recuerdas? Era en diciembre de 2013, cuando ISIS tenía bases militares en Alepo, Idlib y Latakia. La campaña –corrígeme si me equivoco– comenzó en Maskanah, porque el ISIS mató a un líder de una de las brigadas allá y todo el mundo se volvió loco y empezaron a combatir al ISIS. Desde ahí el ELS pudo tomar Jarabulus y al-Bab y la última batalla fue en Manbij. Pero cuando el ISIS perdió Manbij trajo más tropas desde Raqqa y pudieron recuperar Manbij, Jarabulus y al-Bab –, entonces convirtieron a Raqqa en su capital.

M: Esta pregunta podría ser para ti, Murtaza. Estoy suponiendo que EEUU estaba al tanto de la resistencia contra el ISIS en ese momento (incluyendo, sí, a las brigadas apoyadas por los saudíes que estaban actuando contra el ISIS sobre el terreno cuando comenzó en Maskanah). Todo el mundo iba contra el ISIS. Los activistas, el movimiento ciudadano sobre el terreno, movilizados también; hubo un tiempo en el que todo el mundo colgaba fotos de sí mismos con consignas anti-ISIS. ¿Por qué no vino EEUU a apoyar al Ejército Libre Sirio entonces? ¿Y por qué eligieron a las fuerzas kurdas más tarde?

Murtaza Hussain: Bueno, un aspecto a considerar en el contexto de la actual intervención estadounidense es que esta intervención nunca ha tenido que ver con los derechos humanos, ni siquiera con intentar imponer cierto orden político “mejorado” en Siria. Si tuviera que ver con derechos humanos los EEUU hubieran intervenido tras la masacre química, por ejemplo, en 2013, o tras cualquiera de las otras masacres que habían sucedido y estaban sucediendo debido a las fuerzas aéreas del régimen. No hubieran necesitado tropas sobre el terreno para parar eso. Podrían haber bombardeado aeródromos, podrían haber derribado aviones. No les hubiera supuesto mayor problema. Y rehusaron hacerlo.

Pero ahora, durante los últimos dos o tres años han estado bombardeando al ISIS y han estado bombardeando a Jabhat al-Nusra (Hay’at Tahrir al-Sham). Esta campaña está enmarcada dentro de una campaña estadounidense preexistente, la Guerra contra el Terror (que ha seguido activa de forma muy opaca durante 16 años), y empezó únicamente cuando EEUU decidió que lo que estaba pasando en Siria suponía una amenaza para ellos.

Había un conflicto entre ciertos grupos rebeldes y ciertos extremistas a la vez que con el régimen, pero a pesar del apoyo retórico estadounidense nunca hubo un esfuerzo práctico para intervenir decisivamente del lado de los rebeldes. Estaban apoyándoles de alguna manera, con palabras, y en a quién estaban apoyando sus aliados. Si algo se podía deducir de la actitud de EEUU era que desde el principio no les gustaba ninguno de estos grupos, por lo que les parecería estupendo que se pelearan entre sí indefinidamente y se debilitaran entre ellos. Debilitar a Hezbollah, Rusia e Irán –a la vez que se debilitaba la oposición siria, que tampoco les caía particularmente bien. En realidad les gustaba tener a Bashar al-Assad en el poder porque garantizó sus intereses durante mucho tiempo. Garantizó, por ejemplo, la estabilidad con Israel.

Pero ahora están bombardeando Raqqa con gran ferocidad. Si debían intervenir en algún sitio, deberían haber intervenido para evitar que se cometieran estas atrocidades al principio. Pero todo esto es porque el conflicto se enmarca en este paradigma de la Guerra contra el Terror. Es lo que el gobierno lleva tantos años queriendo hacer. Mucha gente en EEUU y otros sitios se lo han tragado, también: “Estamos todos luchando contra los terroristas, sin importar cómo hemos llegado hasta este punto”.

Y llegados a este punto cualquier cosa es aceptable. Éste es uno de los marcos de la Guerra contra el Terror: cualquier cosa que hagas respondiendo al “terrorismo” es aceptable. Incluso arrasar ciudades enteras.

AG: Estoy completamente de acuerdo con eso. Pero también me gustaría examinar con mayor amplitud por qué EEUU no apoyó el levantamiento cuando podría haberlo hecho. Creo que hay dos motivos fundamentales. Uno tiene que ver con las políticas y los intereses estadounidenses y el otro con la naturaleza de la oposición en Siria; deberíamos examinar ambos.

En primer lugar, si examinamos las políticas estadounidenses, una característica de la política exterior de EEUU que se observa con regularidad durante los últimos sesenta o setenta años es una arraigada antipatía hacia la democracia popular y los movimientos populares de base. Por ejemplo, en Irak en 1991, después de que EEUU derrotase al régimen de Sadam en la Guerra del Golfo, Bush hizo un llamamiento al pueblo de Irak a alzarse e iniciar una revolución y tanto los chiíes en el sur como los kurdos en el norte efectivamente se rebelaron. Y lo hicieron en parte porque pensaban que los estadounidenses iban a venir a apoyarles y salvarles. Pero rápidamente EEUU se dio cuenta de que un alzamiento chií en el sur podría beneficiar a Irán, por lo que se echaron atrás y permitieron que el régimen iraquí aplastara ese levantamiento.

Vemos ese tipo de ejemplo continuamente. Bahréin es uno más. Hubo un movimiento por la democracia, por el fin de una dictadura excluyente, y EEUU apoyó a los tanques saudíes que entraron y destruyeron eso. Incluso en Egipto, al principio hubo muchísima ambivalencia por parte de la administración Obama, esperando a ver por dónde iban los tiros y una vez se dieron cuenta de que se iba a acabar la vieja dictadura y que llegaba un nuevo actor con el que se podía negociar, fuera la Hermandad Musulmana o Sisi, entonces se reiniciaron un montón de negociaciones sobre el tema.

Cuando EEUU vio el levantamiento en Siria, lo que tenían delante era un alzamiento popular democrático, con lo que EEUU, como Estado, es constitucionalmente incapaz de lidiar. Así que, igual que en Egipto, buscaron actores con los que podían entenderse, y esos no eran los “granjeros y dentistas” que Obama dijo que eran la gente en el levantamiento.

Y también había un problema con la oposición, porque estaba muy dividida, era muy débil. Al principio, la “cantidad de política” del levantamiento era muy baja. Era una revolución cuyo símbolo era la bandera anterior al Baaz. Esto es muy inusual para una revolución, no inventarse sus propios símbolos sino ir hacia lo que había antes. Pero cuando digo que la “cantidad de política” era muy baja, es importante entender por qué era así. La razón puede encontrarse en el régimen de Bashar al-Assad y la forma en la que la dictadura había aplastado toda vida política. Los sindicatos habían sido comprados o destruidos. Los partidos habían sido comprados o destruidos. Toda forma de asociación cívica había sido comprada o destruida. El único sitio donde la gente podía congregarse y encontrarse era los viernes en la mezquita.

El tipo de espacios desde los que la gente podía organizarse y luchar eran muy limitados debido al estrangulamiento de treinta o cuarenta años de una dictadura horrible, así que no sorprende que la “cantidad de política” y el nivel de la organización de la revolución fueran extremadamente bajos y fracturados. EEUU vio eso y dijo “Mira, estos tíos están muy divididos y no queremos darles armas, no queremos hacer nada porque no sabemos dónde va la cosa”.

Bueno, vale, pero algo increíble sobre la revolución fue que, en el proceso de alzarse, los sirios empezaron a descubrir todo aquello que había sido ahogado y aplastado en treinta o cuarenta años. Hubo casos en varias ciudades donde el gobierno fue derrocado y la gente organizó sus propios consejos revolucionarios –que tuvieron todo tipo de errores y tropiezos, pero éstas eran personas intentando averiguar cómo organizar sus vidas de forma democrática por primera vez y nadie puede hacer eso basándose sólo en teorías. Se hace poniéndolo en práctica y cometiendo los errores que cometas.

Por desgracia, a los sirios nunca se les dio el margen para cometer esos errores, porque estaban siendo bombardeados por el régimen, estaban siendo gaseados, no les estaban dando armas para defenderse y se les acusó de ser terroristas.

Esto es lo que evitó que llegara apoyo exterior, junto con cierta antipatía estadounidense, odio o al menos desconfianza hacia la democracia –hacia la democracia real, no la farsa formalista que quieren instaurar por todo el mundo, sino una democracia real en la que la gente realmente tiene poder sobre sus vidas. El odio del gobierno estadounidense hacia eso les hizo muy reacios a apoyar a esas masas que se estaban rebelando.

Esas dos cosas –el odio estadounidense a la democracia de masas y la debilidad de las masas que salían de una dictadura– se juntaron y ya vimos la tragedia que sucedió a continuación.

M: En Siria ni siquiera nos permitían organizar una asociación universitaria que no fuera completamente leal y saludase al régimen baazista. Así que sí, había un tremendo caos durante la revolución, y mucha gente en Siria vio que eso podía desincentivar a muchos simpatizantes; parecía que no había nadie que nos apoyase.

Pero a la vez, volvamos atrás en la historia hasta antes de que la revolución se proveyese de armas, a los consejos revolucionarios, los tansiqiyat, los comités de coordinación locales que existieron durante una parte muy importante de la revolución y por supuesto fueron destruidos por la propia revolución, por el proceso en que la revolución se armó.

LM: No fueron destruidos porque la revolución se armase. Fueron destruidos porque la mayor parte de los líderes de los comités de coordinación fueron arrestados, así que al final la gente se vio obligada a buscar la protección del brazo armado de la revolución. No te daré la razón en que fueron destruidos por el brazo armado de la revolución. Buscaron su apoyo y protección.

AG: He aquí una pregunta que se puede hacer en esos términos. Si observamos los consejos revolucionarios en Siria de los que había cientos: variaban. Había algunos que eran muy fuertes políticamente. Daraya, por ejemplo, era el epítome de esto, donde las facciones militares estaban subordinadas al consejo revolucionario. En otro sitios era al revés, el consejo revolucionario estaba simplemente distribuyendo ayuda y escuchando todo lo que decía el consejo militar.

Es interesante intentar preguntarse por qué ése era el caso. Hay varias cosas que son únicas en Daraya. Una es su interesante prehistoria antes de la revolución en activismo y todo lo que sobrevivió a pesar del régimen. Pero la otra razón es porque estaba asediada. De hecho no tenía acceso a la ayuda o financiación extranjeras, así que tenía que arreglarse con otras formas de legitimidad para sobrevivir.

M: Eso es completamente cierto. En todas las ciudades próximas a Turquía, y con una frontera más o menos abierta, vimos que estaba entrando ayuda –y no era tanto apoyo a los consejos revolucionarios sino a las fuerzas armadas. Por eso digo que los consejos fueron destruidos por esas fuerzas armadas. Estaban gestionando la ciudad. Tenían fuerzas policiales. Pero no tenían ninguna financiación. Así que en cuanto cualquier brigada decidiese entrar, mientras que en lugares como Daraya el consejo revolucionario tenía el poder de pedirles que se fueran, en un lugar como Manbij no fue el caso.

También estoy de acuerdo contigo, Loubna, en que buena parte de los líderes de las coordinaciones locales había sido asesinado o encarcelado por el régimen, pero eso no evitó que se regeneraran. Hubo comandantes que vinieron y se alzaron y ocuparon el lugar de los que habían sido arrestados. Pero para entonces habían surgido facciones armadas que se habían vuelto mucho más poderosas que esa gente.

En sitios como Kafranbel, sin embargo, tenían presencia internacional gracias a sus signos –esa gente tenía mucha más fuerza porque la comunidad internacional les veía. Eso es poder, sea gracias a una persona o a un millón.

AG: Y cerca de Kafranbel está Saraqeb. Saraqeb tiene probablemente uno de los consejos revolucionarios más fuertes del país a día de hoy. Acaban de celebrar elecciones democráticas este verano. Y el grupo armado ahí, el Frente Revolucionario de Saraqeb, es un aliado igual –quizá incluso subordinado– al consejo revolucionario.

Aún no he entendido del todo por qué, pero hay un par de razones posibles. Una es, otra vez, que hay una historia pre-2011 muy interesante en Saraqeb; por ejemplo, el Partido Comunista Sirio se fundó ahí. Hay una historia de activismo, hay una historia de política ahí. Pero también el propio consejo tiene fuentes de apoyo independientes que puede usar para mantener controladas a algunas de las brigadas.

Hay una historia muy interesante en Saraqeb sobre cómo Ahrar al-Sham intentó montar su propio consejo para debilitar el consejo de Saraqeb y fracasaron. Ellos y otros habían intentado lo mismo en otras ciudades y lo consiguieron. Pero fracasaron ahí, porque el propio consejo tenía sus propias fuentes de ingresos y tenía también una historia política. Tenía una tradición de la que tomar fuerzas, así que pudieron resistir.

LM: Recientemente fueron capaces de echar de la ciudad a Jabhat al-Nusra.

AG: Un día tenían elecciones, y al siguiente Jabhat al-Nusra intentó invadir la ciudad y la gente los echó. Tuvo lugar un levantamiento en toda regla y lograron echarles. Hasta este día Nusra no ha podido entrar en la ciudad.

Hasta aquí la primera parte de la traducción del podcast “Cómo El Raqqa se convirtió en la capital de ISIS en Siria”. Aquí puedes leer la segunda parte, en la que la conversación vuelve a centrarse en lo ocurrido en Raqqa y las consecuencias a nivel internacional. 

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