“Casi tan malo como el Régimen”: Dentro de las prisiones controladas por rebeldes sirios

Autores: Loubna MrieAhmad Zaza      |        Traducción: Sergio Viña

Original publicado en inglés en: News Deeply  |  25 de julio de 2017

 Civiles y activistas que ya fueron detenidos por el gobierno sirio por unirse a las protestas de 2011 contra el Presidente Bashar al-Assad se enfrentan de nuevo a detenciones arbitrarias y torturas en cárceles secretas. Pero esta vez, sus captores son militantes de grupos extremistas de Siria.

Sólo tenía catorce años cuando fue detenido por primera vez por el gobierno sirio al unirse a las protestas de 2011 contra el presidente Bashar al-Assad. Tres años más tarde, cuando las milicias vinculadas a al-Qaeda comenzaron a ganar terreno en la provincia rebelde de Idlib, Jawdat Malas se encontró de nuevo recluido en un oscuro y sucio calabozo.

El activista de medios de la ciudad de Maarat al-Numan, en Idlib, dice que la vida en una prisión de al-Qaeda se sucede con una cruel rutina: cada día debía permanecer en cuclillas durante horas, en un rincón de una celda oscura, donde fue torturado hasta que su cuerpo quedó completamente amoratado.

«Llegué a un punto donde me encontraba estreñido. Todo mi cuerpo era azul oscuro.», declara. «Otros detenidos me cuidaban. No tenía ni idea de qué había hecho. Estaba aterrorizado.»

Malas dice que fue arrestado acusado de connivencia con el Ejército Libre Sirio (FSA, por sus siglas en inglés), una confederación de fuerzas nacionalistas que luchan contra el gobierno sirio. También asegura que fue acusado falsamente de proporcionar material de video a la coalición liderada por Estados Unidos contra Al Qaeda y el llamado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en Siria.

“Me golpeaban y amenazaban, pidiéndome que les diera los nombres de con quién y para quién trabajaba”. En un momento determinado le pusieron un cuchillo en la garganta y dispararon una bala al suelo para conmocionarlo y someterlo.

«No tenía nada que decirles y nada que confesar. Pero no les importaba», dice. «Si no compartes sus planes, y no estás con ellos, eres su enemigo.»

En las zonas de Siria controladas por los rebeldes, la historia de Malas no es nada fuera de lo normal.

Desde que comenzó el conflicto sirio en marzo de 2011, civiles, activistas y los grupos de derechos humanos han denunciado sistemáticamente que grupos armados no estatales han sometido a miles de personas —incluyendo trabajadores humanitarios, médicos, abogados, rebeldes y periodistas— a arrestos arbitrarios, desapariciones forzadas, detenciones ilegales y torturas.

Aunque supone una cantidad modesta en comparación con el número de personas detenidas por el Gobierno sirio, los arrestos arbitrarios llevados a cabo por las milicias armadas se están convirtiendo en un problema grave —y a menudo ignorado— para los sirios que viven en zonas del país controladas por los rebeldes.

Se desconoce el número exacto de personas desaparecidas y detenidas, pero la Red Siria de Derechos Humanos, un grupo de vigilancia de derechos humanos local, calcula que más de 9.000 personas, entre ellas al menos 200 niños, han sido secuestradas o detenidas por extremistas, como al-Qaeda e ISIS, desde 2011.

Syria Deeply ha hablado con tres ex detenidos que fueron encarcelados, en instalaciones dirigidas por milicias armadas, en Idlib y en Douma, una población de la periferia de Damasco gobernado por rebeldes. Sus historias cuentan la barbarie que abunda en las cárceles sirias controladas por los rebeldes.

Arrestos arbitrarios en Idlib

Malas fue finalmente liberado por milicianos vinculados a Al-Qaida después de haber permanecido detenido durante dos meses. Afirma que sus captores por fin se habían dado cuenta de que no podía proporcionarles información útil sobre el FSA o la coalición liderada por Estados Unidos.

Tras su liberación, el activista de medios siguió documentando y registrando las violaciones cometidas en Maarat al-Numan, pero a partir de ese momento su cámara también enfocaría más allá de los abusos cometidos por el Gobierno sirio.

«Entonces supe que no sólo estaba combatiendo contra Assad. Estoy enfrentándome también a todos aquellos que intentan esconderse detrás de la religión para dominar nuestra lucha», dice. «Y tengo que documentar sus violaciones como lo hago con el régimen sirio.”

En la provincia de Idlib, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), una alianza de combatientes insurgentes encabezada por al-Qaeda, se ha convertido en una fuerza dominante en la única provincia siria bajo un casi completo control rebelde. La milicia extremista ha llevado a cabo varias detenciones a rebeldes moderados sirios, activistas, periodistas ciudadanos e incluso escolares durante el último año.

Hace aproximadamente dos años surgió un grupo de observación dirigido por activistas para documentar e investigar los abusos cometidos por el HTS y su predecesor —el Frente al-Nusra— en la provincia y las zonas cercanas.

Uno de sus fundadores, Assem Zidan, que vive en Turquía porque está sujeto a persecución por el grupo extremista, afirma que es difícil proporcionar estadísticas exactas sobre el número de personas detenidas en las cárceles de al-Qaeda. Pero cree que el problema de los arrestos arbitrarios en Idlib no deja de incrementarse.

Sólo la semana pasada, su observatorio registró el secuestro de docenas de civiles en Idlib por HTS. El 15 de junio, los observadores declararon que más de 50 rebeldes del FSA están actualmente detenidos en una prisión de HTS localizada al norte rural de Hama, cerca de Idlib. Syria Deeply no pudo verificar de forma independiente estos informes.

Zidan asegura que las medidas represivas y los arrestos de HTS se dirigen a cualquier individuo o grupo que tenga un gran número de seguidores y sea capaz de «cambiar la opinión pública» en su respectiva área de control. A estas personas habitualmente se les presentan tres opciones: «detención, muerte o seguir su ideología [la de HTS]».

Detención en Douma

La tortura y las detenciones arbitrarias también han sacudido el barrio rebelde de Douma, en la periferia de Damasco, que ha permanecido bajo el control de Jaish al-Islam, un grupo extremista armado de oposición, desde finales de 2013.

La población de casi 140.000 personas ha visto el arresto de mujeres y niños de tan sólo 10 años de edad a manos del grupo armado radical. El grupo Jaish al-Islam también está acusado de secuestrar y arrestar a Razan Zaitouneh, Wa’ el Hamada, Nazem Hamadi y Samira Khalil, cuatro activistas de derechos humanos que fueron secuestrados en Douma el 9 de diciembre de 2013.

De manera reveladora, la Prisión al-Tawba (‘Arrepentimiento’), supervisada directamente por Jaish al-Islam, es una de las instituciones más famosas de los barrios periféricos orientales de Damasco, tristemente célebre por sus métodos de abuso y tortura.

Si bien hay una gran red de activistas en la zona, no hay estadísticas precisas sobre el número de detenidos en la cárcel. Abu Khaled, un activista de medios de Duma de 31 años de edad, dice que le sorprende la ausencia de informes, ya que las detenciones arbitrarias por parte del grupo armado han demostrado ser un grave problema en las zonas controladas por los rebeldes al este de la capital.

«En todo el este de Ghouta tienen lugar arrestos aleatorios. Algunos ex prisioneros que habían sido detenidos por Jaish al-Islam han hablado de las pésimas condiciones en sus prisiones, y especialmente en al-Tawba«, explica.

“Estas prisiones son tan malas como las del régimen sirio y, según los antiguos prisioneros, muchos detenidos permanecen encarcelados sin juicio durante meses.»

Firas, un residente del barrio de 32 años de edad, permaneció detenido en la instalación durante un mes en el verano de 2016. A diferencia de otros prisioneros que fueron acusados de espiar para el gobierno o de confabularse con grupos rebeldes rivales, el nativo de Douma dice que fue enviado a la cárcel por levantar una queja contra un vecino bien relacionado que tenía vínculos con el grupo extremista Jaish al-Islam.

“Hablé con mi vecino muchas veces esperando que encontrara una solución para el fuerte ruido de su generador, pero nunca respondió «, dijo Firas, que trabaja en un cibercafé del barrio.

“Por último decidí ir a la policía, pero fui yo el arrestado después de ser acusado de haber atacado a mi vecino y destruido su generador», añade.

Finalmente fue liberado de la cárcel después de aceptar retirar su denuncia.

«Cuando salí de la cárcel, el generador seguía en su sitio. Poco después mi casa fue alcanzada por un proyectil y el generador de mi vecino quedó destruido en el ataque. Ahora no hay ni casa ni generador «, cuenta Firas a Syria Deeply.

Abu Muhammad, de 42 años y padre de tres hijos, fue detenido el año pasado durante un mes y medio por Jaish al-Islam en Douma, acusado de complicidad con el Gobierno sirio. Me pareció irónico que Jaish al-Islam [con cargos de colusión] me arrestara, cuando fui uno de los primeros en mi ciudad en unirme a la revolución siria», dice el vendedor de verduras.

Abu Muhammad califica de «brutal» la tortura que sufrió en la prisión de Jaish al-Islam y asegura que estaba rodeado de docenas de otros presos que tampoco tenían ni idea de por qué estaban detenidos. Finalmente sería liberado después de que los residentes vinculados al grupo respondieran por él y prometieran mantenerlo alejado de problemas.


Acerca de los autores

Loubna Mrie es una activista y fotoperiodista siria. Actualmente reside en la ciudad de Nueva York, donde es investigadora en asuntos sirios y de Oriente Medio y está completando un título en la Universidad de Nueva York.

Ahmad Zaza es un periodista sirio residente en Estambul.


Foto de portada: Captura de pantalla de un video sobre presos en una cárcel dirigida por el Frente Al Nusra. Tomada del canal de Youtube de Masr Al Arabiya.